-No saben mirar mejor-, se afirma.
Y ahora, cierra el calentador.
Ducharse con agua fría.
No cocines, es mejor.
Dejad el agua bien fría.
-No sabéis cerrar la boca-, arguyen.
Lo dicen sin hipocresía, malicia cero:
sin tonterías. Sincera ego-estrategia
de hacedores sin rubor.
Pagas la luz como oro; el gas si acaso lo fías.
Oye, lo dicen las mentes más finas.
Los jueces y emporios de la miseria
controlan tu hipocresía.
-¿No puedes esforzarte más?-, exigen.
Os estamos defendiendo. Gritan los “media”
y nos llenamos de titulares. Noticias y embustes
que tragas todos los días.
¿Vas de caso aparte o eres parte del caso?
Te traiciona la conciencia, la muerte llama
y no atiendes. Te callas con picardía.
¡Oye! ¿No ves? Y no lo comprendes…
De ninguna manera puedes comprenderlo.
Habrán de morir muchas almas.
Tú, de hambre y frío; ellos de odio y bombardeo.
Miserias las justas. Sin fe o escrúpulos.
Cegados con fantasías, heroína y pornografía.
-No entienden-, afirman.
Hemos de matar para afilar la guadaña.
Las arcas de oro anegadas.
La industria así lo amerita.
Y tú te rompes el lomo y asientes con simpatía.
Tú, pagas y te callas…
Pasa frio, siente culpa, siente asco.
Pero te callas y pagas. Consumes infame la imagen.
Pan nuestro de cada día, liturgia sin membresía.
“Te estamos defendiendo.
Por ti lo hacemos; usando nombres e ideales”.
Y tú te callas y pagas.
Pagas primero y escupes endeble libertad
en el enjuto margen de un Gran Hermano.
Pagas, y pasas hambre ¡El alma también almuerza!
Vives despojado pero docto y tu fúsil es la indiferencia.
Careces de conciencia.
Te esperan hoguera y guadaña…
Y encima, culpa es la mía.
Ellos venden bombas y muerte,
que matan ruiseñores y ves en la tele.
Tú, consumes su muerte
y soportas lo infame.
El oprobio, llegó con la tormenta.
Las nubes así lo anunciaban.
Y tú…, pagas y te callas.
