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  • Foto del escritorRecto Verso | Editor

El Perfume


EL PERFUME


Otra vez te vi rodeado de auroras boreales y soles, alguna nube turbia y toda la noche por delante. Te vi roer el tiempo, ignorante de que exige tesón. Álgido como una gacela en movimiento, proclive a servir amor y copas al primer cliente de tu corazón.


Te vi, siendo el hombre de tu mañana, e intuir con astucia de lince lo que más tarde aborrecemos por el hastío de los días.


Me preguntaste mi nombre mientras servías dos unidades polares en un Martini. Te hizo gracias la argucia de nombrar así el hielo, y tu mirada me quemó por dentro.


Tomé un sorbo y devolví el mismo tácito mirar, milimétricamente intencionado, y entonces dejamos de ser visibles. El local se iluminó y descubrimos que la noche es aquello que sólo tú decides que suceda —también yo—.


Amaneció nublado en la ciudad,

los cafés abrían y lloviznaba.

Respire el aire fresco de aquel Abril,

mientras regresaba a casa.


Al olerme la mano,

donde tu apretón dejó un leve perfume,

pensé: "Tengo que volver,

y preguntar su nombre".

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