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  • Foto del escritorRecto Verso | Editor

COMO HIELO QUEBRADO (nuevo)


Las cosas no se acaban por que nos las nombres.

Las puertas no se cierran o se abren solas

aunque nadie atraviese su dintel.

Los caminos no se borran aunque ya no los transite nadie.

El amor no se ha ido para siempre aunque tú hoy no lo tengas.


Por tanto: déjate vencer.

Ofrécete sin mácula al destino.

Déjate llevar por el milagro

de la voz que llama sin saber quién eres.

Amor, no olvides que fui yo

quien puso un beso de azucena en tu boca de ángel.

—Qué idiota era entonces

(cuando el amor valía la pena)—, pensé.


Tú, madrigal de verano.

Paloma del asombro

que me enturbias las prosas y los versos

y te bebes mi tiempo con la gracia de los espabilados.


Tú, escaparate de cuerpo sin alma…

Tú, no vendrás a la epifanía de mi vida.

Tú, ya no estás invitado.


Porque bañarse sin guardar la ropa

no tiene ninguna gracia,

y menos cuando tienes más de treinta y tantos…

y mucha poca vergüenza.


Vuelve al redil de tu rebaño de idiotas.

A la estúpida argucia sin destino de la que provienes.

Vivo en la ambiciosa bruma sin espanto.

Aléjate. Vete lejos,

donde mi alma no te alcance.


Y si al marchar vencido no me quieres,

mi alma no desnudes que por ti,

mi destino en sombra quedó

y mi luz o mis palabras,

como hielo quebrado, son.

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