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  • Foto del escritorRecto Verso | Editor

NOCTURNIDADES | a Luizo Vega

Trabajas en los trapecios de la noche y de la bruma.

Se inquietan las estatuas que ven tu paso.

Te envidian porque posees un alma,

de nobleza y oscura soledad que a ellas falta.


Te rozan los duendes y el flash de la memoria:

doncellas sin flor, hombres sin corona.

Todo tú, manifiesto eunuco en trifulcas,

bares y sesiones publicitarias.

Tomas las mil formas del deseo:

a manos llenas te llevas el alba.

“Hace mucho que sigo aquí”,

me susurras al oído.


A tu llegada, ya en la ciudad secreta de Sforzinda,

de repente agotado y solo estás

ante tu particular Reino de Taifa.

Todos se intrigan al verte,

todos te rondan, te pretenden.


Vendes humo a tu paso,

y el esfuerzo no te cuesta, ni te daña la nada.

Mas luego, ileso y cansado te has ido mientras se apagan los excesos,

se duermen los últimos borrachos,

se abren los colmados y el alba te roba todo el glamour.


Como los pájaros cantas con voz prudente,

y silbas como sabiendo que la soledad no asusta.

Regresas a tu cuarto mudado ya de estrellas,

a dormir otro sueño sin estupor y sin espanto.


No te importa el mundo:

la nada ya tarda.


imagen de Luizo Vega.

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