No te gusta que no sepa la verdad de nada,
que no invente misterios,
que ignore los nombres y apenas las formas recuerdo.
No te complace que me rían las mentiras,
que no compre pena y me fume la ilusión: que no robe palabras.
No te crees que camine sobre brasas,
que no me sacie de vida, ni me complazca la nada.
Y te molesta que no use los codos,
ni sienta malicia, ni envidie o ame, tampoco.
Te desconcierta que resista todavía,
que nada me importe,
que sólo atienda al qué y no al cómo.
Te incomoda mi vida y no comprendes
que me ría de la tuya, la soporte
que la acepte, la comparta.
No te gusta que no quiera ser el jefe,
ni disponga más que de calderilla:
que no precise de más porque sospeche indefenso
que menos es más y más es menos.
imagen: Pride 2018
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