¡Qué el amor nos sepa a gloria!,
la esperanza a ilusión.
La vida sea un camino recto,
y de haberlas, las curvas,
sean sorteadas con gracias y coraje,
con fuerza e ilusión.
¡Qué la gloria nos es eterna!,
el abrazo largo y profundo,
ruidoso y sincero.
La mano que nos sostenga firme,
el beso suave y húmedo,
el sexo digno, intenso y placentero.
Una paz tranquila, también demando.
¡Qué el amor nos sepa a gloria!,
Que nos dieron un regalo envuelto
en el papel de celofán de nuestra ambición.
Por ello, suelta lo negro.
¡No seas cenizo! ¡No seas tramposa!
¡Qué el amor, nos sea eterno!,
la amistad duradera,
la pena corta:
el abrazo, sincero.
Pasó de mala ponzoña
de quimeras, de pretextos
de mentiras y broncas.
¡Ahí te quedas año viejo!
Adiós, antigua vida;
me espera la gloria.
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